DAR HONOR A NUESTROS SERES QUERIDOS
Por Diana Rico
Los rituales
han existido en todas las sociedades, modernas y antiguas.
Serrano
(2012) señala que en cualquier sociedad humana, la mayor parte de las
actividades rituales –procesos estandarizados de comportamientos sociales- se
encuentran al servicio de complejas ideas simbólicas. De manera voluntaria, las
instituciones o las personas se sirven de ellas por su claridad a la hora de
definir las relaciones sociales más abstractas y de inculcar ciertos hábitos de
pensamiento y de acción.
Van
der Hart (1983) definió los rituales como “actos simbólicos prescritos que
deben ejecutarse de un modo determinado y en cierto orden, y pueden o no estar
acompañados por fórmulas verbales.” Además de los aspectos formales, debe
distinguirse un aspecto de los rituales relacionado con la experiencia. Hay
rituales que se ejecutan toda la vida de los participantes; otros, por el
contrario, se ejecutan sólo una vez, pero pueden realizarlos nuevamente otras
personas. Van der Hart analizó también la importancia de las partes abiertas y
cerradas del ritual. Las partes abiertas proporcionan la suficiente
flexibilidad como para que los participantes puedan dotar a la experiencia de
su propio significado evolutivo e idioscincrático. Las partes cerradas
proporcionan la suficiente estructura como para dar seguridad a fuertes
componentes emocionales, transmitir importante información cultural nueva y dar
forma a las acciones.
El
ritual puede mantener simultáneamente la dualidad entre estabilidad y cambio,
al mismo tiempo que vincula marcos temporales, da forma a la coordinación
social y capta significados más allá de las palabras. El ritual combina el acto
y la creencia. Los acontecimientos se incorporan no porque se habla de ellos
sino porque se los experimenta: un mundo en el que el hacer y creer están
interconectados. (Roberts, 1997).
Un
ritual es una secuencia específica de actos que puntúan o promueven un cambio
en la vida de un individuo, una pareja, una familia, o un grupo social. En los
ritos terapéuticos que se construyen, un ritual tiene un inicio, una estructura
y una secuencia de acciones organizada alrededor de un tema; frecuentemente se
desempeña repetidamente. Puede marcar el final de una fase de la vida y el
inicio de la siguiente, o puede involucrar un cambio, la resolución de un
problema o la sanación de una herida.