Por Alejandra Usabiaga del Moral
La secretaría
de salud (2013) establece que México es el segundo país con mayor grado de
sobrepeso en el mundo, encontrándose únicamente por debajo de los Estados
Unidos de América; mencionan que 7 de cada 10 adultos y 1 de cada 3 niños y
adolescentes viven con sobrepeso, lo que quiere decir que más de la mitad de la
población mexicana (61,000,000) lleva a cuesta un gran peso.
Ante estos
datos, desde hace más de diez años el gobierno mexicano ha implementado
diferentes medidas preventivas dentro de las que se incluye la creación de La
Estrategia Nacional para Prevención y Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes,
en la cual participan la mayoría de las secretarías de estado y que cuenta con
recursos aproximados de $1 mil 332 millones (2015). Con el fin poder asegurar
los recursos destinados a este programa, el gobierno mexicano incremento el
impuesto a las bebidas azucaradas, teniendo
la doble función de apoyar a la estrategia y al mismo tiempo reducir el
consumo de azúcares refinadas, buscando con ello afectar al incremento del
sobrepeso. Desde hace algunos años, muchas empresas, buscaron unirse a las
acciones propuestas, preocupadas por el bienestar de la población mexicana y
han invertido recursos en la generación de nuevos productos reducidos en
carbohidratos y grasas, además de utilizar alimentos saludables.
Por otro lado, existen
innumerables métodos comerciales para bajar de peso, que son de de fácil acceso
dentro de la República Mexicana: cápsulas, remedios herbolarios, homeopáticos, pastillas
para quemar grasa o disminuir el apetito, etc. Las clínicas y médicos
especializados para bajar de peso también son innumerables, además de los
ejercicios mágicos que prometen hacer bajar muchos kilos fácilmente y con poco
esfuerzo. En Estados Unidos de América el gasto promedio anual en productos
para bajar de peso es de veinte mil millones de dólares, incluyendo libros de
dieta, drogas para adelgazar y cirugías para bajar de peso. En México no se
tiene claridad en estos datos, sin embargo basta buscar en internet “métodos
para bajar de peso”, o revisar en el supermercado la sección destinada a esta
área, para descubrir que no debemos estar tan alejados de dichas cifras.
Sin embargo, a
pesar de los esfuerzos destinadas a disminuir y controlar el sobrepeso, éste
sigue aumentando en nuestro país en razón de 1.1% anual. Los especialistas en
el área aseguran que este incremento se debe a que la población mexicana ha
cambiado sus hábitos alimenticios de 50 años a la fecha, aumentando el consumo
de carbohidratos refinados, además de que haber disminuido su actividad física.
De ahí que la mayoría de las acciones gubernamentales y privadas han sido
dirigidas a disminuir el consumo calórico y aumentar el hábito del ejercicio en
la población.
En lo personal,
considero que si la premisa del consumo calórico y el ejercicio como factores
causales únicos fuera verdadera, ya estaríamos viendo resultados alentadores;
sin embargo todos los datos estadísticos llevan a suponer que las acciones
implementadas en esta área no están logrando lo que se busca.
ALGUNAS CONSIDERACIONES
PODER MODERNO
El sobrepeso
como problema de salud nacional y como tarea diaria para los especialistas, se puede
entender desde lo que Michael Foucault llama poder moderno (en White, 2002).
Como sociedad hemos dado a la apariencia física un valor relacionado con el
éxito personal, las personas delgadas son aceptadas socialmente, mientras que
las personas que viven con sobrepeso son calificadas como personas que viven en
fracaso.
El tema de
sobrepeso cumple de manera absoluta dos características importantes que
Foucault menciona como medidas de control del poder moderno. Por un lado, las personas
somos nuestros propios policías, jueces y verdugos, no necesitamos que nadie
nos califique como “perdedores” o “poco exitosos”, cada persona lo hace de
manera eficiente desde el primer momento en el que se da cuenta de que el
sobrepeso se ha mudado a vivir con ella. Otro de los aspectos inherentes al
poder moderno es la medición cuantitativa generalizada para toda la población:
el “éxito” en el cumplimiento del estándar establecido se mide a través del
peso en kilos, las medidas en centímetros, la altura en metros, los kilos que
se han bajado en días, etc.; la persona queda invisibilizada por los números
que la representan. Cuando se trata de sobrepeso, los números son la dimensión
a través de la cual la persona y lxs profesionales, miden el éxito o fracaso alcanzados.
Debido a estas características,
las personas que vivimos con sobrepeso experimentamos en todo momento un
sentimiento de fracaso que es sustentado por la mayoría de la sociedad,
incluyendo, en muchas las ocasiones, a los especialistas dedicados al tema.
GORDOFOBIA
El rechazo y
desprecio hacia las personas que viven con sobrepeso se puede comparar con
actitudes discriminatorias como la homofobia, en el sentido de que es un
sentimiento generalizado de rechazo, repudio y miedo hacia a la totalidad de la
persona. Las frases de desprecio y descalificación, además de las acciones que
tomamos nosotros mismxs para alejar al sobrepeso de nuestra vida, llegan a ser
iguales o hasta más grandes de las que manifiestan algunxs miembros de la sociedad
hacia nosotrxs. Todo esto nos lleva a vivir
en un mundo no sólo de fracaso, sino también de violencia constante.
Una persona con
la que he tenido el privilegio de trabajar comentó que ella todos los días
cuando se viste en las mañanas lo único que puede pensar es “eres una gorda
asquerosa, me das pena, me das asco….”; este tipo de expresiones es común en
las personas que viven con sobrepeso. Otra chica me hizo saber que cuando era
pequeña (alrededor de 8 años) su mamá la llevaba a que le pegaran en las
piernas buscando que adelgazaran, y además sólo le daba de comer un jitomate al
día; la madre al buscar disminuir la violencia social que su pequeña vivía
todos los días, terminaba ejerciendo ella misma acciones violentas hacia ella.
Estos son ejemplos de cómo los estándares impuestos por los discursos
dominantes del poder moderno, en cuanto a cómo debería ser nuestro cuerpo, nos
han llevado a vivir en una constante paradoja, ya que al intentar disminuir la
violencia social por vivir con sobrepeso, nosotrxs y/o nuestros seres queridos,
generamos una auto-violencia que en muchos de los casos llega a ser peor que la
violencia social a la que nos somete la gordofobia. El desprecio y el miedo que
sentimos hacia nosotros mismxs por vivir con sobrepeso, lo aprendimos de una
sociedad que nos ha descalificado y violentado por la misma causa desde que
somos pequeñxs.
Algunos
especialistas no son inmunes a este tipo de fobia. Pareciera que se olvidan que
nosotrxs somos lxs primerxs en buscar alejar al sobrepeso de nuestras vidas y
por esta razón nos acercamos a ellxs intentando encontrar la solución que no
hemos sido capaces de descubrir por nosotrxs mismxs. El estereotipo que
prevalece en la sociedad occidental con respecto al sobrepeso, deriva en
definir a las personas que lo viven como flojas, faltas de voluntad, sin
motivación, que no se cuidan, etc. Muchas de las veces los especialistas de la
salud reflejan estos prejuicios, su comportamiento hacia nosotrxs es de
descalificación, asumiendo que si nos encontramos como estamos ha sido por
nuestra propia decisión, que nos ha faltado hacer algo para impedir que el
sobrepeso tome el tamaño que tiene el día de hoy y el espacio que ocupa en
nuestras vidas.
Lxs
profesionales por su parte se enfrentan a que, a pesar de todos sus esfuerzos,
el 95% de las personas que logran alejar al sobrepeso de sus vidas, lo consiguen
sólo por un tiempo limitado, y la mayoría de las veces el regreso tiene más
fuerza que antes. Imagino que esto debe generar en ellos un sentimiento de
frustración y fracaso, ya que su éxito profesional esta ligado a lograr que su
cliente sea capaz de alejar al sobrepeso de su vida, con las estrategias que le
ha planteado. Es de suponer que esto les lleve a una situación sin salida, al hacer
todo por acompañar a su clientes sin encontrar los resultados permanentes
esperados. Esto les puede llevar a depositar la falta de éxito en la persona
que vive con el sobrepeso, adjudicándole características emocionales que
justifiquen el fracaso, para no tener que cargar personalmente con él.
Muchas de las
veces, cuando la persona no da los resultados esperados para los especialistas
prefiere desistir, para no cargar con la culpa del fracaso del profesional. Al
no encontrar herramientas profesionales diferentes, prefiere desistir y llevar
sólo la culpa del propio fracaso, sin cargar con el del/la especialista.
ÁREA EMOCIONAL
Cuando los
esfuerzos en el área de la salud física han sido muchos sin tener éxito,
entonces la sociedad recurre al área de la salud mental intentando encontrar en
ella la solución, lo que aumenta los prejuicios, vestidos de diagnósticos que califican
a las personas que viven con sobrepeso. “Si se quisiera un poco… ya hubiera
hecho algo”, “se debe a que vive en una familia disfuncional”, “es un problema
de ansiedad”, “es un problema de depresión por vivir tanto tiempo con
sobrepeso”, “es por su inseguridad”, etc.
Cuando nos
acercamos a los seminarios de salud mental y el manejo de sobrepeso, comprobamos
que los resultados son igual de infértiles que los obtenidos en el área de la
salud física, y por esta razón, tanto los profesionales como los clientes que
vivimos y trabajamos con el sobrepeso, terminamos por desistir, abandonando el
tratamiento al no encontrar los resultados esperados.
ACOMPAÑANDO A
LAS PERSONAS QUE VIVEN CON SOBREPESO DESDE LAS PRÁCTICAS NARRATIVAS
Desde mi
experiencia acompañar desde las prácticas narrativas a personas que viven con
sobrepeso, se convierte en un espacio de respeto y autoconocimiento.
En la mayoría
de los casos, cuando las personas llegan a nuestra práctica profesional, el
sobrepeso ha vivido con ellas tanto tiempo que se ha convertido en su carta de
identidad. Al describirse a si mismas lo
hacen como “gordas”, y cualquier otra característica que mencionen de ellas mismas
se encuentra relacionada a esa característica principal de su identidad. Vivir
con sobrepeso se convierte en el filtro de todos los pensamientos, y acciones;
es en el lo primero que se piensa al despertar, es el lente que filtra todos los
pensamientos y es lo último que se piensa al terminar el día, siempre con la
esperanza de que a la mañana siguiente se pueda ser dueñx de la propia vida,
quitándole el control al sobrepeso.
El principal
objetivo terapéutico al trabajar desde las prácticas narrativas, es
externalizar el sobrepeso y empezar a descubrir quién es la persona cuando se
mira separada de este problema. Esta puede ser una tarea titánica, ya que fuera
del ambiente terapéutico la persona sigue enfrentando las voces que definen al
sobrepeso como su identidad y le consideran como fracasada, y que además de le
imponen constantemente la solución mágica, única, de disminuir el número de
calorías y aumentar el ejercicio.
El trabajo de
externalización debe incluir los pasos planteados por White en su libro Mapas
de las Prácticas Narrativas (2016), y tomar en cuenta que es necesario
deambular mucho tiempo en estas conversaciones, pues la persona regresará recurrentemente
a internalizar el problema relacionándolo con la comida y la falta de ejercicio
de manera automática.
Al
externalizar, recomiendo cuidar los siguientes aspectos:
1) El principal
objetivo terapéutico es que la persona pueda descubrir quién es fuera o aparte del
sobrepeso.
2) El objetivo no
es que baje de peso, eso se dará como efecto de las conversaciones narrativas
que van hacia el punto anterior.
3) Pensando en la
importancia del lenguaje, hay que evitar, en la medida de lo posible, la
palabra “obesidad”. El “sobrepeso” se externaliza más fácilmente y tiene
diferentes grados, mientras que la obesidad expresa una característica
internalizada y una definición totalitaria de la identidad (La persona vive con
sobrepeso; la persona es obesa).
4) El sobrepeso es
un tema multifactorial diferente en cada persona, lo que explica por qué las
estrategias globales no han tenido éxito hasta el día de hoy. No todas las
personas viven con el mismo sobrepeso, así que hay que acompañar de manera
individual a cada quien, recordando que cada persona es experta en sí misma y
por lo tanto es la única que conoce el funcionamiento del sobrepeso con el que
le ha tocado vivir.
Desde el primer
momento en que el sobrepeso llega a vivir con nosotrxs, optamos por separarnos
de nuestro propio cuerpo, para evitar relacionarnos con el sobrepeso. Por
ejemplo, dejamos de vernos en el espejo evitando nuestro reflejo en todo
momento, ya que cuando nos llegamos a ver, sólo lo vemos a él. Además, dejamos
en manos de lxs profesionales la relación que tiene nuestro cuerpo con los
diferentes alimentos, encargándoles de informarnos cómo se relaciona nuestro
cuerpo con los carbohidratos, las grasas, los vegetales, etc. En mi trabajo, he
encontrado muy útil acompañar a las personas a rescatar su propio cuerpo de
manera paralela a la externalización del sobrepeso, y posteriormente aprender a
reconocer lo que le pasa a éste con los diferentes alimentos, con las emociones
que experimenta día a día, la manera en la que reacciona su organismo en los
diferentes ambientes, etc.
Uno de los
graves problemas a los que nos enfrentamos al acompañar a quienes viven con
sobrepeso, se refiere al desconocimiento que tiene la persona de cómo funciona su
propio sobrepeso: de las técnicas, estrategias, fortalezas, debilidades, que
utiliza para permanecer en sus vidas; hay que recordar que este tema lo han
dejado en manos de los profesionales de la salud, quienes han estudiado y se
supone que “saben” lo que nuestro cuerpo necesita, aún cuando nunca han vivido
con nuestro sobrepeso. Que la persona genere el conocimiento de su propio
sobrepeso, es un trabajo que requiere de tiempo y dedicación, mismo que la
mayoría de las personas sienten no tener, ya que al llegar a nuestro espacio
terapéutico ya han intentado “de todo” sin resultados. Además, en la mayoría de
los casos el dolor por el fracaso y la violencia que han experimentado, es
devastador, lo que les lleva a tratar de encontrar soluciones permanentes en
tiempo record.
Como
profesionales, es importante acompañar
desde la claridad de que el objetivo es que la persona logre retomar las riendas
de su vida, y con ello sus habilidades, destrezas, sueños, aspiraciones, etc.,
para aprender a protegerse del sobrepeso y de sus cómplices sociales, a pesar
de que en muchos casos, el sobrepeso continúe acompañando a la persona en su
diario vivir.
BIBLIOGRAFÍA
ABC news staff.
(Octubre 8, 2012). 100 Million Dieters, $20 Billion: The Weight-Loss
Industry by the Numbers. ABC news.
Estrategia
Nacional para la Prevención y el Control
del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes. (2013).
D.R. Secretaría de Salud.
México, D.F. IEPSA, Entidad paraestatal del Gobierno Federal.
Matheson King
& Everetts J. (2012) Am Board For Med 25: 9-15
White, M.
(2002). Addressing
personal failure. Journal of Narrative Therapy and Community
Work. No. 3. Pp
White, M.
(2016.) Mapas de
las prácticas narrativas. Santiago de Chile. Pranas Chile
Ediciones.
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