Por Tomoko Yashiro
La terapia
narrativa pone una particular importancia en ayudar a la gente a recuperar su
agencia personal, esa sensación en la que se vive que un@ es el/la agente
activ@ de la propia vida, quien tiene el control sobre cómo ella se va
desarrollando. Generalmente cuando las personas buscan un trabajo
psicoterapéutico, están invadidas por la sensación de impotencia y de no saber
qué hacer en su contexto personal. Por lo que cuando una persona empieza a
expresar su mejoría en la terapia por medio de frases tales como: “como
si recuperara la vida en mis manos”, “ya
tengo una mayor claridad respecto de qué puedo y quiero hacer en esta situación”,
encuentro uno de los momentos que me hacen confirmar que la dirección de la
terapia está yendo hacia lo esperado.
La frase “como si recuperara la vida en mis manos”
me hace recordar un concepto teórico clínico planteado dentro de la terapia
narrativa: el de toma de postura. Este concepto nos enseña que las personas
pueden visualizarse a sí mismas como alguien que puede tomar posiciones, "posturas"
propositivas ante el problema y/o ante los efectos injustos que una situación
problemática les ha causado. Esto es un proceso que se puede dar de manera muy
independiente a la "solución" del problema en sí, y a la vez paralela
a sus esfuerzos de "resolver" el mismo. Ya que hay veces en las que no
nos toca resolver ni cambiar el problema en sí (por ejemplo, cuando no nos toca
re-educar a un jefe enojón, ni a un pariente incómodo, o no se trata de que no
debiera haber acontecido un suceso trágico o un error garrafal que nos tocó
vivir en el pasado, etc.) y hay otras veces en las que uno se puede tardar un
tiempo para lograr modificaciones que serían necesarias respecto de una
situación problemática (por ejemplo, cuando es necesario aprender a negociar
mejor con algunas personas, o desarrollar nuevos modos de hacer que un negocio
personal rinda mayores frutos económicos, o cuando hay necesidad de encontrar
una forma de independizarse de la pareja con quien ya no se comparte bien la
vida, etc. ). Pero aún cuando todavía no se esté dando esa "solución",
"disolución", "modificación" y/o "desaparición"
de la situación problemática, podemos reflexionar sobre cómo nos gustaría vivir
ese proceso del cambio y/o el problema
en sí de manera más favorable a nosotr@s mism@s.
El concepto de toma
de postura nos hace recordar que siempre somos nosotr@s quienes tenemos la
clave para invertir la relación de dominio establecida con la presencia del
problema. No dejamos que el problema nos domine, diciéndonos cómo tenemos que
interpretar y actuar en nuestra vida. Podemos ser nosotr@s quienes determinemos
qué forma de ver y actuar nos llevan de mejor manera a donde queremos estar.
Podemos no aceptar, disminuir, negociar y/o eliminar los efectos secundarios que el problema puede
causar injustamente en nosotr@s. Por ejemplo, al declarar la postura de
"convertir esta experiencia en un aprendizaje", uno empieza a vivir
un fracaso laboral y/o escolar como una oportunidad de desarrollar nuevas
habilidades en sí mismo. Esta declaración le ayuda a la persona a conectarse
mejor con la nueva curiosidad de saber cuántas posibilidades no vistas pueden
existir frente a ella misma. Cuando nace este tipo de curiosidad, el
"problema" empieza a perder su fuerza, y ya no nos puede obligar a
ver las cosas únicamente desde la óptica del fracaso personal.
Cabe recalcar que
esto es algo muy diferente a "ser un conformista" y/o alguien
"indiferente" con las cosas que nos pasan en nuestra vida. No se
trata de desarrollar una "anestesia
emocional" o "una pared
perceptual" que nos permite ser insensibles ante las cosas que pasan en
nuestra vida, sino que es un proceso por el que cada persona se vuelve cada vez
más sensible a las cosas que nos permiten acercarnos a aquello que realmente
apreciamos y valoramos. Así el proceso psicoterapéutico se vuelve como un
camino por el que un@ se conoce cada vez más a sí mism@, un espacio en el que
un@ confirma y revisa qué quiere fomentar y qué quiere deshacer en su vida, logrando
así convertirse a sí mism@ en el agente principal de su vida.
Puedo citar las
siguientes frases de personas que han trabajado conmigo en las sesiones
psicoterapéuticas: “el problema económico
de mi familia en sí todavía está allí, pero la forma como vivimos ese problema
ha cambiado. Ya no acudimos a la violencia, porque nos dimos cuenta que eso no
nos llevaba a nada, eso sólo destruía todo. Nos costó trabajo al principio
conectarnos con esta forma de ver, pero finalmente lo logramos y mira cómo nos
cambió. Ahora cuando me sale un tono muy agresivo de hablar con mi familia, me
doy cuenta y me pregunto: «¿porqué estoy tan presionada y ansiosa?». Así, trato
de atender yo misma mi ansiedad. Ya que vi claramente cómo el problema
económico nos absorbía y nos hacía
destruir las cosas valiosas que no teníamos que destruir: la relación
familiar, nuestra forma de mirarnos a nosotros mismos, la calificación escolar
de mis hijos, nuestra salud y dieta, ...todo!
Ahora me pregunto a mí misma: «oye, ¿qué quieres hacer?, tú eres quien
puede decidir qué opción tomar en esta situación. Tú eres quien puede decidir
si quieres que el "mal genio" siga teniendo un mayor poder que tú en
tu vida». Así tras compartir esta mirada entre toda la familia, cada uno
empezamos a ser más sensibles a las cosas que el "estrés provocado por el
problema económico" nos persuadía a hacer para que entráramos en ese
mecanismo auto-destructivo. Ahora sabemos cómo podemos actuar cuando aparecen
"esos ataques" de "estrés" y "desesperación" para
debilitar su poder, y hacemos varias cosas que nos facilitan estar en
colaboración: bromeamos, nos abrazamos, reconocemos nuestros aciertos y errores
abiertamente. Hacemos varias cosas que nos ayudan a ser nosotros mismos y a no
convertirnos en las pobres víctimas del problema. Así estamos logrando un
resultado mejor incluso en nuestra búsqueda de mejorar la situación económica
familiar."
La terapia
narrativa me ha permitido comprender el proceso terapéutico como un camino por
el que las personas recuperan la vida en sus manos. Es un camino por el que las
personas logran sentirse contentas y orgullosas consigo mismas y estar
convencidas de la postura que asumen ante la realidad que les toca vivir. Es un
camino por el que cada persona desarrolla las habilidades más acordes a lo que
anhela y valora lograr en su vida. Mi función en este proceso es facilitar el
diálogo que les posibilita dirigirse a realizar esta gran tarea de la vida. Así
siempre reflexiono: «¿qué preguntas y miradas de mi parte pueden contribuir
mejor para que se desarrolle esa toma de postura en las personas? ¿Qué
conocimientos sería valioso que ella y yo tuviéramos sobre su situación y su
persona para acercarnos cada vez más a ese camino? ¿Qué habilidades y
posibilidades que tiene esta persona deben ser aprovechadas? ¿Qué forma de
interactuar de mi parte posibilita más fácilmente el desarrollo de este
proceso?» Es una forma de mirar que me ha abierto varias puertas valiosas en mi
vida profesional y personal.
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