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lunes, 15 de marzo de 2010

¿Qué es el Duelo?

EL DUELO Por: Mónica Duarte El duelo es un tema amplio que puede ser abordado desde diferentes puntos de vista, en esta ocasión nos centraremos brevemente en cuatro enfoques: el psicoanalítico, el narrativo, el vivencial y el sociológico. Freud aborda este tema en su escrito titulado Duelo y Melancolía (1917) y plantea en primera instancia que el duelo o aflicción es un proceso normal como consecuencia de la muerte de un ser querido o de una pérdida en una situación amorosa. La melancolía por otra parte es una respuesta patológica a una situación de pérdida. En ambos casos existe un estado de ánimo doloroso, una pérdida de interés por el mundo exterior, una pérdida de la capacidad de amar y una inhibición general de todas las funciones psíquicas. Sin embargo, existe una diferencia y es que en la melancolía Freud incluye otro síntoma que no está en el duelo y que es la pérdida de la autoestima, lo que se traduce en autorreproches. La resolución del duelo implica que el sujeto vaya comprendiendo gradualmente que el objeto amado ya no existe más, o sea, la aceptación de la pérdida. El planteamiento anterior corresponde al pensamiento estructuralista moderno de mediados del siglo XX. Ahora expondremos las ideas desarrolladas desde la Narrativa y el Construccionismo Social, dentro del post-modernismo y el post-estructuralismo, ideas que han ampliado y enriquecido la forma de entender la muerte y el duelo. Michael White en 1998 publica un trabajo motivado por sus experiencias terapéuticas con personas que han sido diagnosticadas como dolientes de “duelo retardado” o patológico y han sido tratados bajo modelos normativos y/o medicamentos. White plantea que el modelo normativo busca que las personas digan ADIÓS al ser querido que murió. La experiencia relatada de la personas es que parece que hubieran perdido el propio sentido de sí mismos junto con la persona amada. Desde el punto de vista de White, seguir el modelo normativo no capacita a las personas a reaccionar y enriquecer sus vidas, y de ahí surge la metáfora de decir HOLA de nuevo, que implica reivindicar la relación con el ser amado perdido. Lorraine Hedke plantea desde esta visión narrativa que el pensamiento moderno dicta que para recuperarse del dolor por la pérdida hay que “dejarlo ir” y “aprender a vivir sin ella o él”, pero la idea es cambiar esta concepción de que la muerte es un final por la que es una invitación a tener una nueva forma de relacionarse con ese ser querido difunto. (www.rememberingpractices.com) White plantea que para reivindicar esta relación, en las conversaciones terapéuticas se plantean preguntas que invitan a hacer un recuento de lo que los dolientes percibían como experiencia positiva desde el punto de vista del fallecido. Un ejemplo: Si te estuvieras viendo ahora a través de los ojos de (nombre del difunto), ¿qué rasgos de ti mismo podría él (ella) apreciar? Otro punto de vista más vivencial de la muerte (no narrativo pero que aporta ideas interesantes al tema) está expuesto en El Adulto Huérfano en donde Alexander Levy plantea que la muerte de los padres a mitad de la vida despierta sentimientos de soledad, recuerdos de pérdidas anteriores, conflictos no resueltos y dudas en relación al propósito de la vida. Implica enfrentarse con la pérdida de las ilusiones de protección que mueren junto con ellos. No importa la relación previa con los progenitores, los padres proyectan una ilusión de permanencia, y son la primera y más poderosa certeza de continuidad de nuestras vidas. Levy resalta que no hay bibliografía sobre el tema porque hay una creencia de que el que los padres mueran a la edad adulta es algo normal, y socialmente se espera que como adultos la recuperación del duelo sea más rápida y vivida en privado. Todavía a principios del siglo XX la muerte era parte de la vida cotidiana: el nacimiento y la muerte se realizaban en la misma casa; los cuerpos de los viejos o de los jóvenes eran tratados por igual. Pero en la cultura occidental contemporánea se excluye al moribundo de la familia y es llevado al hospital, el muerto es preparado por la industria funeraria. Apenas es suspendida la rutina para hacer el duelo. Para finalizar, el último punto de vista está relacionado con la visión de la muerte como ritual. El significado de la muerte se define socialmente, y la naturaleza de los rituales funerarios, del duelo y del luto reflejan la influencia del contexto social en donde ocurren. El sentido y razón de los rituales funerarios se ha asociado a ritos de transición como lo son el nacimiento y el matrimonio. Tienen como finalidad acompañar simultáneamente al difunto por su paso al más allá, así como aliviar el dolor de los parientes. Hay ritos que unen al difunto con los vivos, como las preparaciones del aseo funerario, el velatorio, y los que los separan, como la cremación o el entierro. También hay ritos del recuerdo que tiene que ver con las fiestas religiosas o los aniversarios mortuorios. Todos los ritos están cargados de un fuerte simbolismo y la interpretación se realiza acorde con la cultura y la religión a la cual está vinculado el rito. “Todo rito por extraño o trivial que parezca, tiene un sentido profundo. Como expresión de lo que no puede ser dicho, pone de manifiesto el espíritu de cada religión, haciendo coexistir por un tiempo la vida, la muerte y lo divino.“ (www.oraciones.com.es)

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