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miércoles, 26 de febrero de 2014

DOMESTICANDO A TU CIFRÓN


Por Alejandra Usabiaga del Moral

Este cuento lo escribí para construir las conversaciones de externalización del mal humor dentro del consultorio y es muy útil para complementar del trabajo con los mapas 1 y 2 de Michael White.

DOMESTICANDO A TU CIFRÓN

Juanito salió corriendo de su casa, como todas las mañanas, pues se había hecho tarde para ir a la escuela. Por poco tropieza con la canasta que se encontraba afuera con una nota. Tomó el papel y lo leyó en voz alta: “Para: Juanito. Contenido: un cifrón. Instrucciones: domestíquese personalmente, nadie más lo puede hacer”.
—¡Mamaaaá!!–gritó.
Cuando su mamá se acercó a la puerta vio con gusto el pequeño ser que se asomaba apenas por entre la manta que cubría la canasta. Tomó la nota en sus manos y dijo:
—¡Qué bueno que ya llegó! Estábamos preocupados, creímos que iba a llegar antes.
—Pe... pe... pe... ro ¿qué es esto? –preguntó Juanito.
Tomando la canasta su mamá lo abrazó y entraron de nuevo a la casa.
—No te preocupes, es una tarea que tenemos todos en la vida, a todos se nos entrega un cifrón, tarde o temprano. Es muy bueno que ya tengas el tuyo. Tendrás que cuidarlo y aprender cómo es. El cifrón de cada persona es diferente, pero todos llegan con la misión de cuidar y proteger a su amo.
—¿Tú tienes uno? –preguntó Juanito.
—Claro, –respondió su mamá. Los de las mamás y papás, además de cuidarnos a nosotros, cuidan a todos los miembros de nuestra familia.
—Tengo miedo de no poder cuidarlo –dijo Juanito. Su mamá le dijo que no se preocupara, que lo iba a poder hacer. También le explicó que una vez que se te entrega nunca se separa de su amo aunque éste no lo quiera.

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