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lunes, 30 de junio de 2014

RITOS FUNERARIOS Y EL “DECIR HOLA DE NUEVO”


por Mónica Duarte


En 1988 Michael White, en su escrito “Diciendo hola de nuevo: la incorporación de la relación perdida en la resolución del duelo”, desafía el paradigma de los últimos cien años respecto a la forma de vivir la muerte y el duelo de un ser querido en nuestra cultura urbana occidental. Las teorías psicodinámicas en el contexto psicológico tradicional han favorecido que las personas corten los fuertes lazos a partir de que su ser querido muere, considerando que para que la tristeza desaparezca el doliente debe continuar su vida de forma individual sin que necesite de la relación con el ser querido difunto. Freud en 1917 en “Duelo y Melancolía”, plantea que la resolución del duelo implica desarrollar una nueva realidad que ya no incluya lo que se ha perdido. Otra idea que está implícita es que la tristeza experimentada es como una enfermedad curable. Esta metáfora de “Decir adiós”, como White la cuestionó, se expresa en los enfoques actuales de resolución del duelo con las frases de “cerrar círculos”, “darle vuelta a la página”, “seguir adelante con la vida”, etc.

Por el contrario, White plantea la metáfora de “Decir hola de nuevo”, que surge tras haber conversado con personas que ya tenían el “diagnóstico de duelo patológico”, y que ofrece a las personas la posibilidad de continuar la relación con los seres queridos que murieron, resaltando los aspectos que la misma persona seleccione. Las conversaciones crean un contexto que permite incorporar la relación perdida, y que busca encontrar las historias del difunto que lleven a reconocer valores y conexiones con el ser querido e integrarlas a la vida del doliente.


¿Qué ha sostenido la metáfora de “Decir adiós”, por qué ha tenido tanta fuerza y se ha mantenido hasta nuestros días? 

La idea de “Decir adiós” está alimentada por un concepto de muerte y duelo derivado de la visión positivista del mundo occidental. La muerte es una experiencia sumamente compleja, pero desde esta perspectiva racionalista del mundo se destaca principalmente la dimensión biológica, la muerte del cuerpo anatómico. Así, la medicina y disciplinas afines se encargan del cuidado del cuerpo y de las enfermedades, mientras que la psicología y disciplinas afines del cuidado de la psique, dejando fuera la dimensión espiritual, comunitaria, social o filosófica de la muerte y el duelo.

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