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martes, 15 de junio de 2010

CONVERSANDO SOBRE HOMOSEXUALIDAD EN MÉXICO CON JÓVENES HOMOSEXUALES Y SUS MADRES


En los años que tengo trabajando han sido varias las familias que se han acercado a mi consulta al enfrentarse al reconocimiento de uno de sus hijos como homosexual. Aún cuando, siempre trabajo desde las necesidades y situación particular de la familia y del individuo, he descubierto que hay aspectos importantes a incluir, ya que tienen el efecto de dar certidumbre y contención a la familia.

Cabe mencionar que en mi práctica privada usualmente trabajo con familias de clase media alta, que en su mayoría los padres cuentan con estudios universitarios, y que viven una preocupación genuina por el bienestar de sus hijos. Dentro de los aspectos que trabajo con este tipo de familias se encuentran:
• Dejar claro a los miembros de la familia que la preferencia sexual no es una decisión. La homosexualidad no es algo que se pueda quitar. Tampoco se puede “componer” porque no hay nada descompuesto ni enfermo en la persona. No es hereditario y tampoco hay eventos determinantes en la vida de la persona que lo hayan llevado a tomar dicha decisión. Mi experiencia es que la mayoría de los padres buscan de inmediato encontrar en qué se equivocaron al educar a su hijo(a) que lo llevó a “volverse o convertirse en homosexual”.
 • Le llamo “infierno” al tiempo que pasa una persona debatiéndose con ella misma bailando con la idea de que probablemente le gustan las personas de su mismo sexo, hasta llegar al reconocimiento pleno de su preferencia sexual como gay o lesbiana. Este proceso muchas veces los lleva a vivir periodos en donde pierden el sueño y/o el hambre, se pueden mostrar ausentes y en la mayoría de los casos hasta llegar a forzarse a tener una relación amorosa con una persona del sexo opuesto, buscando contradecir lo que sienten.

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