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lunes, 9 de marzo de 2015

ENSEÑAR LA PRÁCTICA NARRATIVA CON MIRADA NARRATIVA


Por A. Leticia Uribe M.

En los últimos años, he tenido la oportunidad de impartir cursos, capacitaciones y entrenamientos en diferentes temas relacionados con la práctica narrativa, a poblaciones de muy diversa índole: trabajadorxs sociales, terapeutas, abogadxs, orientadorxs, etc.

En todos los contextos, aún antes de pensar en el programa, las actividades o los recursos didácticos, he mantenido la idea de dar mucha importancia a mi postura como instructora. Para mi ha sido fundamental poder trasladar y adaptar al contexto de enseñanza la postura descentrada pero influyente que se utiliza en la terapia narrativa.

En el contexto de la terapia, la actitud descentrada pero influyente consiste en que el/la terapeuta tiene claro que no es autor/a de las posturas que va tomando la persona que le consulta. El papel del/la terapeuta es mas bien de influencia, es decir, que a través de las diferentes categorías de cuestionamiento, le brinda a las personas la oportunidad de posicionarse de modos nuevos frente a sus dilemas. La intención es dar voz a aquello que la persona valora y que da sustento a sus historias preferidas (White, 2007).  Esto significa que lo más importante para tomar una nueva postura ante los problemas y predicamentos de la vida, es la sabiduría de la persona que consulta, sabiduría acerca de lo que es mejor para su propia vida, de lo que valora, de lo que le enriquece, etc. Se busca influir en el desarrollo de nuevas historias que se conecten de manera directa con dichas sabidurías, para que la persona pueda legitimarlas y tomar acciones y decisiones que les den congruencia y que las hagan crecer.

Esto mismo se puede aplicar al contexto de la enseñanza, especialmente si lo que estamos enseñando son las prácticas narrativas. Cheryl White y David Denborough (2005) mencionan que cuando buscamos ser entrenadxs o entrenar a otrxs en la práctica narrativa, es por que nos atrae la metáfora del desarrollo de historias,  el compromiso con las prácticas no patologizantes y el desarrollo de las propias habilidades.

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